El gordo nos llevó a la parte de atrás de su mohosa casa que se quería caer en cantos. De seguro tendría otra y esa la usaba para taparse de la policía.
Cosa que suena un poco ridícula pues su fachada no le ayudaba mucho. El gordo abrió un garaje donde mostró una van negra que aseguró que tenía el motor y la transmisión reforzada. En
eso recibí una llamada de Mickey. Me aparté de ambos y mientras iba platicando, me dirigí hacia la parte de al frente de la casa. Le informé el lugar y no tardó mucho en
aparecer.
Cuando se estacionó me hizo señas con su mano. Fui y lo saludé como siempre y antes de soltar mi mano, me dijo:
— ¿Quién es el tipo que Larry consiguió?
—No tengo idea, pero se hace llamar el “Pikachú” … ¿Por qué pones esa cara?
—Ya sabes como soy de desconfiado, pero no pasa nada.
—Noooo hombre, ven acá—le dije echándole el brazo en el hombro—. ¿Qué pasa, hay algo raro oooo tal vez un secretito que no sepa?
—Ja, ja, ja. No sé…es que últimamente Larry ha estado un poco distanciado. Se la pasa por estos sitios y aquí nos mataron a Bimbo.
Esas palabras hicieron que se me formara un taco en la garganta. De inmediato pasaron varios recuerdos por mi mente, pero el más que resaltó fue su risa
jocosa. Luego le dije: