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me estoy acercando me grita sus palabrotas de siempre por hacerlo esperar sólo cinco minutos.

Al Larry poner el carro en marcha, apareció la policía.  Seguramente se detuvieron por el manoteo que tenía Larry en el carro.  Nos preguntaron la misma ridiculez de siempre y terminaron registrando el vehículo.  No encontraron nada y por fin nos marchamos.

Durante el camino se me pegó un hambre inmensa, pues era obvio ya que en la noche no pude comer.  Sólo pude planificar mi jugada, así que nos detuvimos en una pequeña cafetería donde vendían unos emparedados de pollo que nos gustaban a ambos.  Estuvimos media hora, no por culpa mía, sino por el trasero de Larry que se antojó de dar a luz. 

Al fin, luego de un rato, llegamos a nuestro destino.  Ahí Larry me presentó a un sujeto gordo y calvo.  Para completar su bella imagen, estaba forrado de tatuajes y no era que nosotros fuéramos unos angelitos, pero hombre, lo único que tenía era dos alas negras en mi espalda y otra que cargaba encima del puño con el nombre “The Demon”, el cual me puso un viejo amigo llamado Bimbo, quien se fue de este mundo.  

El sujeto tenía los dos brazos forrados de carabelas y otras cosas más que a la verdad no se le entendían para nada por su bello color.  No entendía cómo los negros se podían marcar con tanta tinta oscura, pero ni modo, cada cual hace lo que quiera con su cuerpo.