2

orín de humano.  Su cuerpo ya no era robusto; se había convertido en un esqueleto.

Sin embargo, un día la suerte le acompañó y se le apareció la muerte frente a sus ojos verdes.  El calabozo se había alumbrado de color rojo brillante y de la tierra empezó a salir vapor y un olor a azufre.  Este olor golpeó la nariz del conde provocando que el moribundo prestara más atención a la bestia encapuchada que lo acompañaba.  Entonces el conde se llenó de temor y le reprochó a Dios.

—¿Porque has permitido toda esta injusticia conmigo?

Luego la bestia se río con gran fuerza al escuchar sus palabras y le dijo:

—Eso infeliz, clama a tu Dios que te ha puesto a comer excremento de vaca.  Seguramente ya tiene las puertas abiertas para que subas.

—La palabra de Dios dice que Él ya te ha derrotado, por lo tanto, tú no tienes poder sobre mí.

—Jajajaja ustedes los humanos viven aferrados a cuentos creados por ustedes mismos.   ¿A caso tu Dios hizo algo para prevenir esto? —dijo mostrándole a su familia. 

—¿Ves cómo están abusando de tu pequeña hija mientras que a tu esposa la azotan con un látigo?

Luego de que el conde viera la escena del crimen que habían cometido con su familia, sacó fuerza de donde no la